jueves, 30 de abril de 2009

Migdalia Mansilla

VERANO-INVIERNO

Era verano en mi corazón pero invierno en las ramas de los árboles.
Un silencio de nido vacío inundaba las manos
que habían trabajado bajo el sol de la indiferencia.
Gastados de tanto barro los pies rompían en llanto
a un costado del camino que alejaba a los hombres de los hombres.
El miedo ponía en juego la astucia de sus cartas
e iba ganando cómodamente la partida.
Era verano en mi aislamiento pero invierno en la aglomeración,
en el beso que se multiplica, en la saliva que vuela.
Sobre la cama el libro de poemas dormía
soñando con impensados artilugios de ulcerada madera.
La perra le ladraba al futuro que se anunciaba apocalíptico
y, en el espejo, un mosquito se pintaba las uñas.
Detrás del miedo se perfilaba una sobria locura
ataviada con pieles de nutrias y osos boreales.
Era la vida jugando en el patio de la muerte
a una rayuela con un cielo ávido de tempestades.
Entre los deperdicios se veía la obra maestra de unos ojos
mirando desde un cuadro la más absoluta inmensidad.
Perdido y encontrado puño de dolor y rabia que acontecía
y se estrellaba contra la pared que no entiendía el idioma.
Era verano en el ideal de la belleza pero invierno en la costra del grito.

Jorge Luis Estrella

viernes, 24 de abril de 2009

SE LLAMA VIVIR/Momentos






Cuando muestras tus llantos ,
tus flores marchitas,
tus senderos sin sol,
arrasa la tormenta.
En ella destacan
tus rasgos de tristezas.
Quien tiene una pena
antes tuvo otra :
" El dolor de vivir "
Hambrienta ave sin amor
sueñas con subir a las alturas,
la que antaño tenía otro cielo.
Así, busco penetrar a tu sombra,
la del bosque con cercas,
dormir entre tus hierbas
y saber que de ti ha sido


Oscar N. Galante






Te entrego un puñado de
acuarela de llanto,
los pétalos marchitos
de ilusiones fallidas.
las tormentas repentinas
de dolores y penas,
mesclados con luminosos
rayos de alegrías
y delicias recreadas.
Te presento con
mis huellas impresas
en frondosos bosques.
Mi rastro en la cumbres altivas.
Mi entera colección de sueños.

Eso es vivir.

Esa es la vida.

¿Me dejas tu mirar la tuya?


Maria Fischinger@ 2009





................."Te entrego un puñado de
....................acuarela de llanto,
....................los pétalos marchitos
....................de ilusiones fallidas"

.....................María Fischinger



Conviértelos

Grabáles a fuego la risa que de tus ojos emana

no los dejes desamparados

atrévete a vivir cada segundo del mañana.



Confiscáles el alma

despelleja de penas sus bordes

siembra en sus campos semillas de ansías

incrustáles las ganas de vivir.



Y serán tuyos los momentos de gloria

victorias robadas al destino.



Nada será imposible

si sólo sueñas:

lo puedes conseguir.



Liliana Varela

jueves, 23 de abril de 2009

Volátil ella de Julia del Prado



Volátil ella

No me sorprendí.

Caminé en su casa como antes,
cuando era cumpleaños
del niño Dios
y nosotras éramos sus pastoras.

Cómo cuando rescatábamos
regocijos de amor y ternura
al retozar en sus patios
al trensillo y la gallina ciega.

Cómo cuando escondíamos
osadías en colusión silenciosa
de esos ojos atravesantes
de la abuela.

Esta vez volátil ella
me tocó con su mano
envuelta en velos.


Habló poco.

Sólo me dijo:

L
U
Z

L U Z

Yo le dije:

A
G
U
A

A G U A


Julia del Prado (Perú)


Se publicará en mi nuevo libro de poemas: Tendido de sol maduro.

Luis L3mos

domingo, 19 de abril de 2009

PRELUDIO

Comprar un pasaje a la infancia
donde habita solitaria el alma.
Un pájaro difícil de abrazar
se agazapa en la inmensidad
cuando nace el día
entibia el plumaje.
Siente la esclavitud
tiene derecho al llanto,
enfrenta al desgano,
evita la oscuridad.
Pudiendo beber así
el agua de la alegría.

NORMA PADRA

viernes, 17 de abril de 2009

Vendedoras de mangos de Ana Lucía Montoya Rendón, poeta colombiana.


VENDEDORAS DE MANGOS

Vendedoras de mangos negras de la cofradía
Africanas esculturas triste raza ofendida.

Aura Mandinga, María Mina,
“Jecundina” Balanta, Nuncia Carabalí.
Vida entre crucifijos y santitos africanos,
Inocentemente rezan en bantú o en castellano.

De nieve su sonrisa, obra de arte su peinado
Con trencitas y chaquiras,
Dibujan un viaje maldito,
¡Galeón jamás olvidado!
Cuerpos esbeltos, turgentes,
telas de algodón de colores claros
Vestidos frescos y sugerentes,
Negras de bonito “caminao”.
Sentadas en las esquinas en un banco bajito,
Ancha falda recogida con coqueto recato,
en medio de las entrepiernas ponen el platón
que exhibe los manguitos.
¡Vendo mango viche,
Maaango viche!

En bolsitas, picaito, limpiecito, salaito
Seño, lo quiere "ujté" con mielita o enterito
Cómprelo aquí mi querido señorito.

Ana Lucía Montoya R.
25 -052008

La Ladera. Cuento de Julia del Prado. Publicado en Voces de hoy (Miami), mayo-junio 2009


La ladera




Dicen que era un caballero elegante, de facciones finas, un caminante aventurero que gustaba de mujeres, sean rubias o morenas. Andaba a caballo, lo llamaban El Bandido.

Yo no lo conocía en esa época, sólo llegó a mis oídos sus coqueteos. Lo vi sí de lejos, en su etapa de años vividos, de hombre viejo, vencido por la vida, con esa añoranza marcada que tiene todo Don Juan. Lo vi sí, en varias oportunidades en una ladera de algún lugar del planeta y no sé si exactamente en un sueño. No recuerdo en que ciudad, en qué país, pero ahí omnipresente estuvo bajo un árbol meditando –a veces-, vociferando otras.

Parecía –me dije-, Marlon Brando, pero Marlon cuando ya no tenía atractivo, pobre Marlon. Gordo, ceboso, sin ese rastro de joven que seduce con una mirada a la mujer. Y sólo solo repetía como zombi versos incoherentes acompañado de su guitarra, a su última dama, una rubia sanguínea “raposa”. Ella lo había puesto en tal estado, cada osadía, cada atrevimiento de juventud lo había pagado con ella.

Lo vi sí, pero la última vez -Oh Dios, fue más o menos así. En la ladera bajo el árbol sentado en su rutina, sólo que ahora se levantó para caminar y se cae en su vejez aturdida, vueltas vueltas daba, una pelota, eso era. No me explico ilusión o magia, la pelota vieja, gorda y calva ante mis ojos asombrados se tornó piedra. Y luego: nada, nada, nada.


Julia del Prado, mediados de marzo del 2009.

Mielita..Poema de Julia del Prado. En video, voz de la poeta argentina Patricia Ortiz

miércoles, 15 de abril de 2009

Soy





Soy las huellas
de aquel hombre
que se pierde
entre las sombras
de un pasado fugitivo
y un futuro por llegar
Soy recuerdos
olvidados
Soy los sueños
que se han ido
Soy deseos y promesas
de los sueños
que vendrán
Soy la sombra
de una sombra
Soy la vida
que se encuentra
caprichosa

entre sombras escondida

que se extingue

se renueva
se reaviva
y que anhela en otra vida
ser la sombra
de alguien más.


Luis L3mos
http://www.l3mos. com/poesia/
---------------

Soy tu huella,
lectora de pasos
y de olvidos.
Soy tu mano,
experta paloma
en tu espalda.
Soy la Luna,
hilo de plata
de tus noches.
Soy el todo,
continente
y contenido.
Soy la voz,
que dice:
Somos uno y dos,
más que eso,
somos Cronos
engullendo
voraces
al silencio,
para que no oculte
nuestras risas.


©Ana Lucía Montoya Rendón

http://naturalezaycaminodelmedio.blogspot.com/

Haiku


Delfín disfruta
la siesta a pie de roca
la novia espera.


Julia del Prado (Perú)

lunes, 13 de abril de 2009

EL ABUELO


GRABADO DE BEATRIZ CINCOTTA
1º MENCIÓN DEL JURADO
X SALÓN ANUAL 2005 ASOCIACIÓN ARTISTAS PLÁSTICOS DE QUILMES
BUENOS AIRES ARGENTINA

EL ABUELO

El abuelo, taciturno con su rostro prusiano, enjuto, vencido de una guerra. Zapatero humilde sin palabras, sentado en el banquito de madera y paja en su taller.

Misterioso abuelo que nos miraba desde la lejanía de sus martirios de prisionero, cabeza agachada, figura vencida por la derrota de un cuerpo sufriente, resignado a sobrevivir. Fumador constante, coleccionista de marquillas y billetes.
Cómo me gustaba entrar allí y observarlo, él apenas levantaba su cabeza para recibir el beso, y seguía martillando suelas.
Recorría los estantes con zapatos arreglados y por componer, los tacos y ese olor a tintura que llenaba mis pulmones. Desde la puerta seguía observando más allá de la ventana abierta sin cortinas un cielo quilmeño sencillo como el abuelo.
Cuando murió heredé con orgullo la caja con las marquillas de cigarrillos que acrecentó mi propia colección, quizás en un intento de acercarme a él lo había hecho, vaya a saber qué había en mi mente de niña.
No tengo recuerdos de su voz y su palabra, sólo de esa mirada perdida en el tiempo y su constante golpetear de hombre trabajador y dolido. Tampoco recuerdo haberlo visto fuera de la casa, la guerra le quitó su paz y creo que sólo en su mundo la hallaba.

Y un día murió como había vivido: silenciosamente. A partir de ese día su taller perdió interés para mí...ya no estaba el abuelo.

Elisabet Cincotta
derechos de autor registrados


"Las únicas muertes que el hombre conoce son aquellas a que se sobrevive." Macedonio Fernández

jueves, 9 de abril de 2009

La tempestad

Más silencio en el silencio todo era incierto
para mí, ignoro lo que el hombre imaginaba,
de aquel ruido infernal que enmudeció
a la voz que en el desierto habitaba.
Entre las cuerdas del agua que de las nubes
llenaron el silencio, del hombre yo escuchaba:

"Tu voz no oigo más en el desierto,
y vuelve la noche a fundirse en la noche de mis ojos.
La lluvia que violenta mi cuerpo moja,
la siento como alivio en mi peregrinar nocturno.
Aun cuando mis pasos atollados en el barro,
queden un instante,
a mi alma un extraño frescor anima.
Nada siento, nada ahora con ardor deseo."

De todo su cuerpo el agua
emergía como de una fuente.
Todo para mí aquella visión era confusa:
lluvia, desierto, noche y firmamento.
La tempestad todo lo abarcaba,
y duramente el hombre seguía caminando.

"¡Será esta la lluvia que yo imploré un día.
Será un castigo preámbulo de la muerte!"

Escuchaba yo su voz que sin temor
el noble caminante, a nadie dirigía.
Ni feliz ni desgraciado se sentía.
Serenidad vi que sus ojos reflejaban.

"Si esto Dios o el Destino me procuran,
sólo ellos saben de mi llanto oscuro,
sólo ellos mi pena entienden,
sólo ellos saben por qué
cruzando voy este desierto de lluvia humedecido."

Diciendo eso, amainando fue el viento
que sin piedad su rostro flagelaba.



Porfirio MAMANI-MACEDO
París, 22-05-01

martes, 7 de abril de 2009

Tus ojos

Tema: Tus ojos...
Letra: Carolina González Velásquez
Música: Rodrigo González Velásquez
Canta: Rodrigo González Velásquez



Tus ojos
llamas de dos tiempos
notas sin bemoles
reflejo cierto
de lo que habla tu aura.

Tus ojos
la frontera
de profundidad de tu alma
el anuncio
de lo que quiere tu boca
de lo que harán tus manos
de lo que no dirán las palabras…..

Son tus ojos
dos soles en madrugada
que ilumina de sonrisa
mi cara
mi quebrantable alma.







lunes, 6 de abril de 2009

Sin silencios




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Arropada de cariño
de tus ojos brillan cielos
en tus manos el calor es fuego lento
lo destejo con dulzura hacia mi pecho
encaramo mis narices en tu espalda
para desvestirme en la velocidad de tus dedos
vacío en la vasija de tu amor
la tempestad de mi deseo
bailando sobre el agua
el mar ya no se atreve a interferirme
y llego a ti, flor
con orquídeas del color de tu esperanza
huyo en tus brazos
desprendiéndole el cierre a mi silencio.
.
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(imagen: francine/van/hove/nu/au/bracelet)

Derechos de autor: Walter Portilla

sábado, 4 de abril de 2009

Luciré de Elisabet Cincotta


LUCIRÉ

redondearé tus bordes eternos
bordaré punto cruz en las heridas
seré nómade de profundidades
y sedentaria de tu estilo

emulsionaré el cuerpo con mieles
-maduro andar sobre las pupilas-
arrinconaré paisajes de luna/
perfumes de mares/ silencio de arena

cerraré un libro añejo
beberé vinos de mi tierra
luciré -caballero sin nombre-
el atavío de amor que nos unió algún día

y allí en la perfecta cima
con un no menos perfecto arco iris
rendiré honores a aquello que fue
y que -a pesar de ambos- persiste

Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados


"Las únicas muertes que el hombre conoce son aquellas a que se sobrevive." Macedonio Fernández

Elisabet Cincotta


Para Maria. De su blog


Si me envías al trabajo, linda dama,
no me esperes que llegue hasta tu puerta,
pues mis huesos alarma dan de alerta
y mejor estoy dormido en blanda cama.
Tu me pones de Muestrario caballero,
y muy digno de tu afán pongo mi arte,
para al fin a tu gloria desearte,
un saludo prolongado de sombrero.
Tu Maria, eres buena a mi estandarte,
y sin nada que turbase nuestra vida,
yo te tengo por amiga muy querida.
Este verso me sale de mi alma
y lo mando a tu buzón, con la alegria,
de tenerte en Eslovenia, a ti Maria.
Si alguna vez voy, te busco.

EMILIO MEDINA MUÑOZ

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